miércoles, 7 de diciembre de 2011

Qué fácil es ser objetivos cuando se trata de problemas de otras personas y qué ciegos nos volvemos cuando se trata de los nuestros...
Claro, quién no es lógico y realista cuando te pintan una determinada situación como tal; pero cuando la cosa va de nosotros, de nuestros sentimientos y paranoias, no hay nada que hacer: si creemos en algo seguiremos empeñados en ello hasta que no podamos más. Hasta que digamos BASTA.
El problema llega cuando creías que todo había acabado, que ya no sentías nada y que no hay más paranoias ni situaciones raras... hasta que de repente y sin ningún motivo aparente, vuelven.
Y parece que vuelven con más fuerza que nunca, esperando a cada segundo de debilidad que tengas, amarrándose a ti como si fuese una parte esencial de tu persona.
Vuelve aquel terremoto de sentimientos y dudas que tuviste en su momento...
¿Y qué hacer para volver a desterrar y acabar con esos sentimientos?

1 comentario:

  1. Sólo tienes que hacer lo que la razón de tus sentimientos te piden a gritos y dejar que vuelen libres ;) L.

    ResponderEliminar